Se nos dobla el armamento. De tanto usarlas se derriten y se ponen blandas. Quizá también se estiren y, ya flexibles, nos lleguen al culo, y de esta forma podremos autojodernos. Estamos hartos. Ya está bien de generosidad, siempre repartiendo sin dejar nada para nosotros. Nos vamos a poner a gustito con esta medicina nuestra.
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